domingo, 16 de noviembre de 2008

Tarraco scipionum opus


cada vez que voy a tarragona, cosas maravillosas o fantásticas me acontecen. la primera que voy a denotar, es que se me ha parado el corazón al ver transformada una plaza bella, un lugar abierto y enorme, en un centro comercial. así, tal como suena, sobre un espacio en que la cultura popular fluía, ahora hay tiendas. como si no hubiera suficiente sitio en otros lugares, la plaza del mercado ha sido sustituida vilmente y sin gusto por una carpa de obra que cobija locales comerciales. me ha dolido en el alma, y encima sin derecho a queja pues ya no vivo ahí. otro hecho remarcable ha sido el que tras intentar por dos veces entablar conversación con pasajeros del tren en la vuelta a casa, se me ha indicado que estaba molestando. puede que así fuera aunque yo siempre he obrado con corrección, sin levantar la voz y no he insultado, ni molestado ni he sido impertinente con nadie, cosa que puedo ser si me lo propongo. aún así y pese a lucha interna, me he vuelto a mi asiento sin pagar mis dos cervezas que había consumido en el bar del tren y que nadie ha insistido en cobrarme. sigo sin verle la lógica a nada de lo sucedido.

por tercer punto están los cotilleos. el enterarte de que tal o cual amigo ha tenido un hijo o se ha separado de aquél o aquélla, y algúna cosa que otra que te descoloca un poco más.

Experimentar en la cartera que es la ciudad con los taxis más caros de españa, o que las cervezas tienen un precio justo. Irte a dormir a la una con la sensación de que no te estás perdiendo nada. Ver lo que había sido tu casa convertida por fin en la casa de otro.

vuelvo inquieto, con algunas dudas en la cabeza, con algunas tareas por hacer, y es que el regreso al pasado es un viaje lleno de fantasmas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

frío


ayer toqué en uno de esos sitios que me encantan, una iglesia desconsagrada. acústica pésima para nuestro grupo y un frío de mil pares de demonios. en un momento del concierto, el cantante, interesado por el estado del público, preguntó si tenían frío. después de la obvia afirmación general, hizo notar que en el escenario estábamos un poquito mejor, que teníamos los focos cerca, que aunque nos dejaban ciegos, nos daban calor. yo me permití añadir: "como el amor"

lunes, 10 de noviembre de 2008

barremetros

aquel hombre clareaba mucho ya de la coronilla. los pocos pelos que circunscribían su cabeza como anillo de saturno canoso, le delataban como demasiado mayor para seguir agachándose a barrer lo que los demás tiramos al suelo del metro. su uniforme azul y amarillo fosforito estaba impecable, quizá llevaba poco tiempo, quizá demasiado. barría despacio, con la mirada fija en el suelo. lo que nadie podía imaginar era que su cerebro era una de las mentes matemáticas más brillantes del planeta. alejado de la universidad por varios hechos desagradables aunque no ajenos a su persona, ahora pasaba los días bajo tierra. enterrado con unos auriculares que se parecían a unos normales, aunque un poco sobredimensionados, de escuchar música, pero que en realidad eran un invento suyo consistente en que los altavoces emitían el mismo sonido que llegaba a ellos a través de un micro que llevaban incorporados, pero en fase inversa, con lo que en su interior se producía un silencio absoluto y perfecto. mientras barría, su mente desarrollaba fórmulas, resolvía ecuaciones y se aproximaba cada día más a la fórmula que explicaba el origen del universo. al llegar a casa anotaba sus conclusiones en libretas, que en un futuro unos bomberos confundirían con los síntomas del síndrome de diógenes y terminarían en la incineradora municipal. el hallazgo más grande de la historia hecho humo. mientras, puedes verle en alguna estación y como algunos se ríen de su trabajo sin saber que su anónima grandeza no verá jamás la luz.

jueves, 6 de noviembre de 2008

la risión


demasiados días seguidos de conciertos que me llevan al trasnoche tienen lo que tienen. que un día estás hablando de situaciones humillantes que te han pasado, como por ejemplo, quedarse dormido en el autobús que te lleva a casa y zas, me pasa esa noche, me despierto con la partida del tetris en game over al final del trayecto y llego cuarenta minutos más tarde a mi cama. también ha habido mucha charla con amigos, horas de coche, cenas, personas que te dan gratuitamente su compañía, momentos de magia en el escenario y también de tensión, meditación en una habitación a oscuras...

muchas cosas que pasan desde un jueves hasta un miécoles. semana muy intensa que hace que hoy, por fin descansado, me sienta tremendamente vivo y con las pilas puestas