sábado, 17 de octubre de 2009

when god created a star


La vía láctea como camino, como piedras de un mar horizontal en que se descompone la grava que las mantenía unidas. Le caían encima los recuerdos de eones pasados como lluvia de lápidas para romperlo en pedazos. En esas andaba Dios, cavilando algo distraído, pensando en una canción nueva, cuando tropezó con el fósil de un caracol gigante, olvidado allí desde los días de la creación. Se dio con el techo del cosmos y cayó derrumbado. No sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente. Entreabrió los ojos y reconoció el olor dulzón y el tacto de aquella barriga casi maternal en la que se apoyaba.
-Dime Siddhartha, ¿llevo mucho tiempo así?
-No mucho -dijo sin abandonar su posición de loto y sin dejar de pasar amorosamente su mano por la cabeza del accidentado.
-¿Ha pasado algo malo? ¿Alguna gran guerra como la última vez?
-No, sólo algo curioso. Hace un ratito, de la brecha de tu chichón ha salido una pequeña esfera brillante, con rayas blancas y negras, que aunque ha brotado despacito, luego ha salido disparada hacia el sistema solar.

viernes, 16 de octubre de 2009

teléfono


me preguntas y te respondo. y de repente la pregunta no es la que me haces y te respondo. y lo que oyes no te gusta y me llevo la suerte del mensajero, aunque me lo merezco por ser el remitente. y seguimos hablando para que me hagas más preguntas que no querías hacerme y dándote respuestas que no quería darte. al final nos despedimos cuando no sabemos qué decir. lo malo es que, una vez colgado el teléfono, no puedo mandarte el abrazo que quiero darte. lo malo es lo que se queda después. el amor contenido en el micrófono, el llanto que no sale del auricular
un beso. nunca es tarde

lunes, 12 de octubre de 2009

domingo, 4 de octubre de 2009

lluvia




saltan por delante mío y oigo el ruido también por detrás. llueve y ranas azules surgen de las aceras y se hunden en el asfalto mientras que otras rojas hacen el camino inverso. si aparece un coche la actividad de la calle se frena y vuelve el silencio. en cuanto desaparece, el frenético saltar de esas ranas medio fluorescentes, semitransparentes y brillantes se reanuda. ninguna me toca. sólo me acompañan en mi lento caminar en el tramo final antes de llegar al portal. por delante y por detrás, aunque cuando me giro me doy cuenta que sólo son ranas por delante de mis pies. a mi espalda son pequeñas salamandras que cruzan el aire en árboles invisibles, aunque regresan siempre al suelo del que se materializan. y no, no he bebido nada hoy, no he tomado nada raro, sólo es mi mente que parece que se despierta después de un letargo. os necesitaba, mis queridos amigos.