hay un chino en China que trabaja en una fábrica de platos decorativos que se distribuyen para todo el mundo. nunca ha salido de su pueblo, un lugar remoto y casi olvidado de los mapas, en un montaña. ahí pasa casi todo el día, impriendo dibujos y letras que no comprende, en platos de porcelana china. por la noche se va a un pequeño piso sin televisión ni teléfono, donde vive con un montón de chinos. antes de ir a dormir, y mientras intenta no prestar atención al olor de sus compañeros, ni al suyo propio, se pone a soñar en los sitios que sólo conoce por los platos. así pues, piensa que hay un sitio dónde los hombres bailan con los toros y las mujeres están siempre en un pedestal. hay otro en el que sólo beben cerveza en grandes jarras y viven en casas que son como agujas. existe un sitio extraño donde los edificios están medio derruidos y las torres se tuercen, y piensa que siempre hay gente que está peor, porque al menos su casa tiene tejado y las paredes rectas. y así, entre ensoñaciones, deja que el cansancio le venza al fin, para dormir y enfrentarse a otro día rutinario de 14 horas de estar entre platos que no entiende.
viernes, 16 de marzo de 2018
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