
se encontraba Mu mirando el río, el fluir del agua le hacía pensar en su propia vida, saltando escollos, limando piedras, adaptándose a la forma del cauce, a veces queriendo, a veces sin opción. Mu escuchaba el ruido y le recordaba un poco aquel mar que tanto echaba de menos en esa tarde de sábado de primavera por sorpresa. Tira una piedra sin apuntar, rebota con una roca y ni toca el agua. El río es estrecho. Tira otra y una que no había lanzado chapotea al lado de la suya. Levanta sus ojos. Qué guapa. "¿Cómo te llamas?" "Mu" Igual que yo, qué raro. "¿Vienes?" "Sí" Y por el sendero bajo los cipreses se va la pareja de Mus.
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