jueves, 31 de enero de 2008

imagen e identidad


dicen que el hábito no hace al monje. en la gran ciudad, pero, se aproxima mucho. creo que nace de la necesidad de decir quiénes somos y nos conozcan un poquito. en los pueblos cuesta mucho más encontrar un tipo vestido como un vampiro medieval o como una portada de un disco punk. la gente ya se conoce, los que te rodean tienen clara tu identidad y tus gustos y tú conoces los de los demás lo que te permite relacionarte con normalidad. incluso cuando nos disfrazamos para ir al trabajo o como en carnaval, intentamos añadir alguna nota discreta que nos delate un poco, sea en forma de chapita en el bolso, de pendiente en forma de marihuana, de collar de cuero bajo la corbata, etc...



en la urbe que todo lo devora necesitamos banderas que permitan a las células disgregadas reunirse o al menos identificarse. el aspecto además de tender a identificarnos también muestra cómo estamos. ayer me senté junto a un vagabundo en el metro. poco a poco su hedor casi imperceptible al principio iba impregnando mis fosas nasales y esa saturación empezó a taladrarme el cerebro y tres paradas más tarde me levanté y me fui a otro lugar del vagón. a ese hombre que se excluye de la sociedad voluntariamente, su capa de suciedad también cumple su propósito aislándole aún más incluso en sitios donde es difícil estar solo.



aún así, el acceso a la verdadera persona sólo está a través del diálogo, pero sobre todo de la escucha.

jueves, 24 de enero de 2008

esperando el autobús


si a las cinco de la mañana te pones una música triste en los auriculares, todo es como un videoclip. la niña de ojos tristes que tienes al lado parece que quiere contarte algo. los borrachos imbéciles parece que van más deprisa en sus coches caros. los grupos de adolescentes en viaje lejos de sus casas parecen más numerosos y que gritan más. en realidad lo único que jode es el frío y el bus que no viene, el sms que no llega.

no quiero preguntar cuántos años tiene porque parecería un pervertido en busca de carne fresca. me pongo mi nariz y hago unas caras sin que nadie más me vea y no sonríe. llego a la conclusión de que está realmente triste. me sigue inquietando su mirada mientras coge un autobús diferente al mío.

martes, 22 de enero de 2008

visita al tanatorio


hace unos días murió un amigo mío, un gran pianista: pepe torres. nunca había estado en un tanatorio. la verdad es que hubo ciertas cosas que a ojos de este provinciano que escribe, me parecieron casi de mal gusto. la primera fue el intento de despersonalización de la atención a los visitantes. cierto es que había un gran mostrador con tres o cuatro personas atendiendo, pero de las paredes colgaban varias pantallas de plasma gigantes, que al igual que en los aeropuertos, te indicaban en qué sala estaba cada difunto.

la siguiente fue a traición, porque yo no quería ver a pepe. un conocido me dijo "está en esa sala", en la que vi a otro conocido. entré pensando que el ataúd estaría plano y que no tendría que verle si no iba a propósito a ello, pero no es así. el ataúd estaba en una posición inclinada como a unos 30 grados. así que no pude evitarlo. aún así, me dio igual, aquel cuerpo no era pepe, no sin su sonrisa, no sin su nervio ni su acidez. era sólo una cáscara. tampoco pude evitar, que con esa inclinación no se descansa bien, que tenía que estar horizontal.

una vez superada la primera impresión, lo siguiente que me pareció mal fueron las coronas de flores de plástico. había tres exactamente iguales con diferentes bandas, con lo que me imagino que las debes comprar o alquilar en el mismo tanatorio, lo que me lleva al último punto, la cafetería, que en lugar de ser un servicio con los precios mínimos, tenía los mismos que cualquier bar de la gran vía. y ese es el punto que me llevó a tildar a los servicios funerarios de buitres de la pena.
desde aquí, mi cariñoso recuerdo

martes, 8 de enero de 2008

onirismo

desde los más oscuros recovecos, siempre acaba saliendo la voz de un amigo que te dice que te quiere y que te salva

(tatuado en inglés en mi brazo izquierdo durante un sueño)