arrastra un carro de la compra, desvencijado y modificado con cinta americana para acomodar una suerte de amplificador. se cierran las puertas del vagón y tras poner en marcha un playback, empieza a tocar villancicos. tan adornados y cambiados que casi son irreconocibles entre tanta nota y floritura. el volumen del amplificador me aturde y me distrae de mi lectura así que me rindo y cierro el libro. antes de llegar anla siguiente parada, la base enlatada que le acompaña se detiene. contrariado, abre un bolsillo del carrito y desenchufa un vetusto reproductor de MP3. sacaun paquete de pilas de su bolsillo y reemplaza la que supuestamente se ha agotado. todo el vagón parece respirar con el eventual momento de silencio. vuelve a colocar la tapa y enchufa el aparato al cable. tras unos momentos en los que se pelea con los menús y los botones, desiste de sus intenciones. guarda el reproductor en el bolsillo del que había salido y empieza a tocar sin la ayuda artificial que traía. también callan los trinos y embellecimientos y una melodía delicada empieza a sonar. una pieza del repertorio clásico de acordeón llena el vagón. una expresión de hastío aparece en el rostro del músico. sabe que con los villancicos llena el vaso de las monedas y que lo que toca piensa que se pierde y le trae los recuerdos de todas las horas de estudio invertidas en el instrumento, y que sólo le han llevado a recorrer Madrid bajo tierra.
martes, 25 de diciembre de 2018
el acordeonista del metro
miércoles, 21 de noviembre de 2018
diversidad de autobús
son las 2:30 y en el autobús todo mundo mira su teléfono. o casi. a mi lado creo que no se repite ninguna cultura: una italiana, un mexicano, un colombiano, un turco,...
nadie habla con otra persona de dentro autobús, aunque los teléfonos cambian palabras en muchas lenguas. algunos duermen y yo me beberé sus impuestos mañana.
qué extraño crisol, qué heterogéneo conglemorado se sienta en estas sillas azules. cuánta falta de amor y todo por no hablar.
viernes, 19 de octubre de 2018
la manzana en el andén
de un verde brillante, casi al final del andén y casi en el centro. así estaba la manzana. un poco magullada por la caída, seguramente de alguna mochila medio abierta, o de alguna bolsa de plástico muy llena. entera, no es basura, se podría comer. pero está en el suelo, nadie la recoge y nadie se la comerá. demasiado entera para que la echen a la papelera, pero ya ha tocado suelo, no se sabe de dónde viene, ya no es válida para la gente de bien. sólo dos destinos le son posibles: o la escoba del funcionario, o el hambre del mendigo. un acto trivial del destino se convierte en cruel por culpa de todos los ojos de que la miran. y yo paso al lado pero tampoco hago nada.
lunes, 8 de octubre de 2018
la caja del ratón
el pelo de colores y muchos pendientes. sujetaba una caja a media altura, como una ofrenda humilde a un dios menor. la caja tenía unos agujeritos y lleva impresa en sus lados un hámster, un hurón, un jerbo y un ratón. ella miraba por algún agujero de vez en cuando, quizá por preocupación, quizá por curiosidad, quizá por interés.
puede que un ratón no merezca una pena, pero de repente he pensado en esa imprenta, aquélla de donde salen cartones troquelados e impresos. una máquina enorme escupiendo las preformas de las cajas, cayendo y apilándose una a una en una montaña. y en cada una, un pequeño roedor hará un viaje desde una tienda, a una jaula donde pasará el resto de sus días. y entonces comprendo que un palé de cartón aúna los egoísmos de muchos, y resume la crueldad del ser humano.
viernes, 28 de septiembre de 2018
soledad
hay borrachos gritando en el vagón de al lado
dedos enviando mensajes
yo sólo intento leer a Bukowski
miércoles, 22 de agosto de 2018
parque muerte
domingo, 27 de mayo de 2018
en el suelo
normalmente vivo con la cabeza casi a dos metros sobre la tierra que piso. mi visión de la gente es casi siempre hacia abajo. ando esquivando toldos, ramas y paraguas los días de lluvia. es por eso que a veces me gusta sentarme en el suelo del vagón del metro y mirar hacia arriba, como mira un niño pequeño. y me imagino corriendo por el vagón, tirando del asa del bolso de la señora del vestido verde, gritando al majadero del teléfono que no me gusta su música y abrazándome a las rodillas del viejito que se ha quedado dormido. pero llega la estación y, como en la vida, tengo que levantarme, crecer, y vivir con las vergüenzas y normas de los adultos bien educados.
jueves, 22 de marzo de 2018
los niños de antes
antes los niños, maleducados y revoltosos, corrían por los restaurantes cuando habían terminado de comer: molestaban a las abuelas, se tropezaban con los camareros que se convertían por un segundo en malabaristas, hacían de las mesas con manteles sus túneles mágicos. ahora permanecen quietos, en un rincón, absorbidos frente a pequeñas pantallas. qué mal les estamos educando.
el andén
hay un secreto que pocos saben. los metros podrían pasar con más frecuencia de lo que lo hacen. pero es ese rato el que aprovechan los enamorados para besarse o despedirse. si pasaran más a menudo, se perderían muchos besos y eso no puede permitirse.
viernes, 16 de marzo de 2018
el chino
hay un chino en China que trabaja en una fábrica de platos decorativos que se distribuyen para todo el mundo. nunca ha salido de su pueblo, un lugar remoto y casi olvidado de los mapas, en un montaña. ahí pasa casi todo el día, impriendo dibujos y letras que no comprende, en platos de porcelana china. por la noche se va a un pequeño piso sin televisión ni teléfono, donde vive con un montón de chinos. antes de ir a dormir, y mientras intenta no prestar atención al olor de sus compañeros, ni al suyo propio, se pone a soñar en los sitios que sólo conoce por los platos. así pues, piensa que hay un sitio dónde los hombres bailan con los toros y las mujeres están siempre en un pedestal. hay otro en el que sólo beben cerveza en grandes jarras y viven en casas que son como agujas. existe un sitio extraño donde los edificios están medio derruidos y las torres se tuercen, y piensa que siempre hay gente que está peor, porque al menos su casa tiene tejado y las paredes rectas. y así, entre ensoñaciones, deja que el cansancio le venza al fin, para dormir y enfrentarse a otro día rutinario de 14 horas de estar entre platos que no entiende.
jueves, 8 de marzo de 2018
el engaño
me engañaron. me hicieron creer que Gloria Fuertes era una vieja gorda y fea que escribía poemas tontos para niños.
y me enfadé.
luego pensé que quizá Gloria Fuertes les hizo creer que era una gorda y fea que escribía poemas tontos para niños.
y sonreí.
domingo, 25 de febrero de 2018
zombies
los muertos andaban muy vivos en aquella tarde de domingo. la causa de mi pena la originaba la pugna que existía entre mi yo cabal, que me decía que mi existencia ya había dejado una huella imborrable en las ondas del tiempo, y mi super ego, que tenía la certeza casi absoluta de que mi nombre se diluiría por completo una vez hayan muerto todos los que me han conocido.