jueves, 21 de enero de 2010

el chamarilero

andaba yo con la furgoneta por el prado del circo buscando chatarra. suelen tirar muchas cosas esta gente. era casi mediodía cuando la vi. el pelo alborotado y casi sucio, recogido en un moño. mal teñida de rubio. vestida con una bata llena de cachemires rosas y morados. zapatillas un poco raídas, enseñando los calcetines por los talones. con un cigarrillo a medias, apagado, colgando del labio. no pude evitarlo. paré. salí de la furgoneta y poniendo una rodilla en el suelo le dije: "cásate conmigo". ella, con mirada un poco perdida, me respondió: "soy trapecista, no sabes lo que dices". repliqué: "no sé lo que digo. sé lo que siento. cásate conmigo". sin sonreir, sin levantar las cejas, sólo con una mueca de extraña sonrisa respondió un escueto: "sí". se subió conmigo. antes de arrancar, la miré fijamente y ella añadió: "se te están llenando los ojos de botellas".

miércoles, 13 de enero de 2010

multa de aparcamiento

es mediodía. dando una vuelta por el barrio al que había sido recién destinado, observamos un coche aparcado en una zona de carga y descarga cerca de un colegio. decidimos no empezar con mal pie en la zona y esperar un rato. después de un par de rondas y viendo que el coche no se movía, detenemos el coche patrulla y nos dirigimos al vehículo. al acercarnos, observamos que hay tierra alrededor de las ruedas, incluso alguna hierba, como si hiciera mucho tiempo que estuviera ahí parado. también hay una capa de polvo importante que también cubre el parabrisas y las ventanas de lo que deducimos que el coche está abandonado. al poner la multa bajo el limpiaparabrisas, me parece ver algo que se mueve en el interior. procedo a limpiar la ventana del conductor para observar mejor y, con algo de asombro, veo que hay alguien durmiendo en el asiento. al golpear el capó del coche, el hombre se despierta sobresaltado. va mal afeitado y parece algo confuso. le indico que abra la ventanilla. un olor un poco desagradable sale del coche, como rancio y espeso, que hace que me aparte un poco. le doy los buenos días y le pregunto que qué está haciendo durmiendo en el coche. me contesta que había traído a su hija pequeña al parvulario y que se habrá quedado traspuesto. comenta que ha pasado mala noche. le pregunto si ha bebido o consumido drogas y contesta que no. le creo, pues aunque huele mal, no lo hace a alcohol y parece que rige bien. incluso me recuerda a mí mismo cuando me levanto de una siesta demasiado larga. le indico que debe retirar el coche cuanto antes y que no puedo quitarle la multa. mientras se pasa la mano por el pelo, un poco largo y alborotado, asiente con la cabeza y con los ojos cerrados. volvemos al coche patrulla y esperamos a que mueva el coche. el hombre sigue pareciendo un poco confuso y baja del coche a tomar el aire. a la puerta del colegio, un grupo de adolescentes habla despreocupado cuando, de súbito, una de las chicas mira al hombre, y soltando exclamaciones de "¡papá! ¡papá!" se echa llorando en brazos del hombre.
mi compañero me dice que será mejor que no tramite este informe. creo que tiene razón y lo guardaré en mis archivos personales.