le quedan 0 viajes disponibles. me lo dijo una máquina en un autobús. se me antoja que la vida es como un abono transportes en el que no sabemos ni cuántos viajes tenemos ni cuándo caduca. vamos marcando, a veces como inconscientes, a veces por la urgencia de que no se nos queden sin hacer. ahí radica lo hermoso y lo triste de la muerte. hay gente que se va con el billete intacto, aunque se lo dieron entero cuando nacieron, otros que se les acaba por sobreabuso, algunos deciden romperlo antes de tiempo. al final, lo único que nos queda es viajar e ir marcando y agotando nuestro título, hasta que la maquinita de un pitido diferente y nos avise por sorpresa. por si acaso, yo me compré otro abono cuando me bajé del autobús, sólo por si acaso.
1 comentario:
Prefiero gastarlo sin miramientos antes de verme con dos monedas sobre los ojos y las manos aferradas a uno sin acabar.
Tendremos que vivir lo máximo posible, ¿no?
¡saludo!
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