sábado, 16 de abril de 2011

hormigas


las obreras andan tristes y confusas por mi terraza. la reina ha muerto. pero no pueden gritar: "larga vida a la reina". ellas mismas le sirvieron, sin saberlo, el dulce veneno que había de dejarlas huérfanas. ya no hay hileras corriendo en mi cocina, ni una autopista negra cruza mi salón. es lo que quería cuando puse las blancas trampas de muerte, pero no puedo evitar un extraño sentimiento de culpa. he eliminado un macroorganismo en favor de la higiene y en contra de la náusea, y no termino de justificarlo. malditos escrúpulos.

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