viernes, 28 de febrero de 2014

descaro mental, recato público

cruzarme con una mujer en la calle puede turbarme de muchas formas: algunas las beso, otras las amo para siempre durante cinco segundos. a algunas las poseo sobre el capó de un coche con y sin consentimiento o las abrazo tiernamente como oso amaestrado. quizá me paran el corazón con su mirada o me hacen perder el paso con su sonrisa. podrán ver que las miro, incluso llevarse una sonrisa ruborizada. pero nunca, jamás de los jamases, he girado la cabeza para mirarle el culo a ninguna.

1 comentario:

Emilka dijo...

:))))))))))))) creo que hasta ahora este es mi favorito