miércoles, 14 de septiembre de 2016

la tuba del Populart

la tuba ya no suena. la colgaron en la pared. abollada y atesorando polvo en los rincones que no llega el plumero. el tiempo hace mucho ya que soldó los pistones con el óxido verde. la tuba, en lugar de emitir sonidos, escucha los conciertos que suenan en el escenario, como espectadora inmutable, pero emocionada, sin que nadie lo sepa.

lo que tampoco nadie sabe es el secreto que alberga. cada noche, los bichitos ancianos del local, trepan por la pared, o llegan en vuelo lento hasta ella. la mosca, el escarabajo, la polilla y otros más, que a causa de su avanzada edad, apenas oyen. se encaraman a la deslustrada tuba y toman asiento educadamente, cada noche el mismo sitio para cada uno, en el lugar donde antes se alojaba la boquilla. ese agujero por donde empezaba el sonido que hacía temblar al que lo oía, cuando el músico la besaba en la boca.

ahora, la campana arrugada y todo el serpentín, funcionan al revés, como una gigantesca trompetilla de las que usaban los sordos de antaño. y los bichitos del local disfrutan del jazz, incluso alguna noche que los ritmos más calientes sensualizan el escenario, se puede ver como la abuela cucaracha se levanta de su sitio y se mueve lentamente forzando sus rodillas, cerrando los ojos, mientras en su cabeza los recuerdos de las fiestas de juventud se le muestran como una película. ya nadie sopla la tuba, pero la tuba no está muerta, y cada noche sonríe con las cosquillas que le hacen con las patitas el "Club del bichito jubilado del Populart".

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