martes, 22 de enero de 2008

visita al tanatorio


hace unos días murió un amigo mío, un gran pianista: pepe torres. nunca había estado en un tanatorio. la verdad es que hubo ciertas cosas que a ojos de este provinciano que escribe, me parecieron casi de mal gusto. la primera fue el intento de despersonalización de la atención a los visitantes. cierto es que había un gran mostrador con tres o cuatro personas atendiendo, pero de las paredes colgaban varias pantallas de plasma gigantes, que al igual que en los aeropuertos, te indicaban en qué sala estaba cada difunto.

la siguiente fue a traición, porque yo no quería ver a pepe. un conocido me dijo "está en esa sala", en la que vi a otro conocido. entré pensando que el ataúd estaría plano y que no tendría que verle si no iba a propósito a ello, pero no es así. el ataúd estaba en una posición inclinada como a unos 30 grados. así que no pude evitarlo. aún así, me dio igual, aquel cuerpo no era pepe, no sin su sonrisa, no sin su nervio ni su acidez. era sólo una cáscara. tampoco pude evitar, que con esa inclinación no se descansa bien, que tenía que estar horizontal.

una vez superada la primera impresión, lo siguiente que me pareció mal fueron las coronas de flores de plástico. había tres exactamente iguales con diferentes bandas, con lo que me imagino que las debes comprar o alquilar en el mismo tanatorio, lo que me lleva al último punto, la cafetería, que en lugar de ser un servicio con los precios mínimos, tenía los mismos que cualquier bar de la gran vía. y ese es el punto que me llevó a tildar a los servicios funerarios de buitres de la pena.
desde aquí, mi cariñoso recuerdo

1 comentario:

Madame M dijo...

Lo único bueno de los tanatorios es que sabes que la chica que te atiende lo hace con la certeza de que serás cliente... Bueno, y ella. Larga vida a la música de Pepe Torres!