jueves, 11 de agosto de 2011

dolor relativo-hedonismo arriesgado

un día más, el azar me demuestra que lo que para otros es un rasguño, para mí puede ser el fin y viceversa. que el daño que nos hacen está más en nuestra cabeza que en los otros. que ser fuertes nos permite ser felices, porque si no pueden herirnos, no podrán derrotarnos. todos tenemos talones de aquiles, pues hay que blindarlos porque para el resto de ataques, somos inmortales. eso no significa que no podamos bajar la guardia, porque sin riesgo no hay triunfo, y sólo en las más grandes apuestas se consiguen los más grandes placeres, o los más grandes dolores. sin ellos no merecería la pena vivir. que se guarden los tristes y los cobardes la soledad y los votos de castidad para ellos, porque en el momento en que se apague la vida y no haya luz al final del túnel, comprenderán que han desperdiciado su existencia, y si la hay, tendrán una vida que contar en el otro lado. poner la mano cerca del fuego significa quemarse a veces. pues ardamos si hace falta, o cocinemos los más exquisitos manjares, sin olvidarnos de aquello que, crudo, también enaltezca los sentidos.

1 comentario:

Cenicitas dijo...

Muy bonito tu texto (exceptuando ese detalle que frase a frase me distrae). Me pregunto cuánto tiene que arder uno, antes de rendirse y dejarse llevar, sin "metas", sin esperar nada ni estar predispuesto a que nada ocurra, desperdiciando la vida...