lunes, 5 de marzo de 2012

metamorfosis

hoy las manos se convierten en salamandras. los dedos son patitas pegajosas que se adhieren a mi pecho, y corren a esconderse en los bolsillos de mi gabardina. el pulgar derecho, convertido en cabeza, apunta hacia mí, mirándome con sus dos ojos saltones, y tras un parpadeo casi invisible se esconde temeroso del aire. debo mantener las manos ahí, escondidas del mundo, aunque me cuesta lo indecible pues ya no las controlo. noto cómo se revuelven, se retuercen. espero que nadie se fije. debo llegar a la parada del autobús y sentarme en la última fila. quizá allí me relaje y las recupere. miro por la ventana y no me atrevo a bajar los ojos. las siento, las siento vivas, mordisqueando el forro del interior de los bolsillos. sólo quiero llegar a casa. sé que en cuanto las ponga bajo el grifo se irán, se irán, se irán al sitio de donde vinieron. sólo necesito mi grifo de agua caliente, mi toalla, mi espejo, y poder ver que se han ido, aunque para ello tenga que volver a tener los ojos rasgados del cocodrilo. al menos eso lo puedo arreglar con unas gafas oscuras.

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