jueves, 1 de marzo de 2012

orden bibliotecario

soy curioso más allá de lo correcto, lo reconozco. cuando llego a una casa miro con afán, casi desmesurado, disimulando cuanto puedo, como si buscara pistas de un crimen, siempre pensando que me van a pillar mirando. uno de los primeros lugares que visito, si me dejan solo, es la biblioteca. observo qué libros hay, de qué tipo, si hay muchos o pocos y el orden. eso me habla mucho de las personas que los han puesto ahí. cuando la gente visita mi casa no entiende mi orden, y eso está bien. porque mi orden tiene cierto caos intrínseco y, a veces, sin cambiar mi modo de ordenar, tengo que mover libros de sitio y ponerlos en otro grupo, porque pueden pertenecer a varios sitios, y con el paso del tiempo cambio de idea y pertenecen más a otro lugar que el que ocupan. a veces sueño que de noche se mueven y se agrupan como a ellos les gustaría, o en órdenes claros pero aburridos: orden alfabético de autor, por editoriales, por colores, por tamaños, cronológico... pero luego tienen que volver a su sitio, y lo tienen que tener memorizado porque sólo parece lógico en mi cabeza, a ojos extraños, a los míos está perfecto. así que, si vienes a mi casa tienes mi permiso para chafardear sin pudor, porque yo haré lo mismo en la tuya, tanto si me dejas como si tengo que aprovechar un descuido, y no creas que mi cabeza funciona mal por ver mis órdenes, porque yo no lo voy a pensar al ver los tuyos, aunque no los entienda.

(La Biblioteca Nacional de España cumple este 1 de marzo 300 años...)

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