sábado, 8 de marzo de 2008

la cuchara

el niño andaba con una cuchara en la mano. había salido esa mañana, con la cuchara. salió a buscar su postre favorito, con la cuchara. sus pies pisaban flanes y fresas, se hundían a veces en chocolate. pero el niño sabía lo que quería aunque no le ponía nombre y no lo veía. a veces tropezaba con él pero entonces se le caía, la cuchara. andar y andar, con la cuchara. había salido esa mañana, con la cuchara, pero de eso hacía tres años. la cuchara se le oxidaba en la mano, sus pies estaban llenos de heridas y la barba que le crecía debería haberle avisado de que ya no era un niño. pero él había salido por la mañana, con la cuchara en la mano, a buscar su postre y ni los tropiezos ni los barrizales de chocolate le detendrían. sólo por un momento un instinto en su cabeza le dijo que algo no encajaba. fue cuando se encontró aquella anciana andando, con una cuchara en la mano, la misma cuchara. Sus ojos se encontraron unos instantes, sus miradas de niño se cruzaron. sin decirse nada, ambos echaron a correr en direcciones opuestas, no vaya a ser que el otro lo encuentre primero y se lo coma y no me deje nada.

1 comentario:

Alsan dijo...

Cuando era un chavalin, descubrí el que,para mi, es uno de los grandes avances de la ciencia. Un multiusos de servicios en el que venía cuchara , tenedor y cuchillo en un único mango. Desde entonces considero imprescindible estar abierto a lo que ofrece la vida. Da igual que instrumento sea el necesario.